Ângela Ferreira (Maputo, Mozambique, 1958) comparte su vida entre Sudáfrica y Portugal; su doble nacionalidad ha llevado a muchos conservadores a incluir sus obras en la escena artística de cada país indistintamente. Para Ferreira la escultura es su modo de vida y de expresión. Ha estado investigando y abordando durante los últimos cuatro años cuestiones y temas que siguen presentes en su obra hoy en día, como el análisis y la interpretación de las relaciones entre África y el mundo occidental. Para dotar a la escultura de un contenido más significativo, ha relacionado su trabajo y su investigación conjugándolos con la historia de vida y la evocadora obra del poeta sudafricano Peter Blum.
La Galería Filomena Soares (Lisboa) presenta desde ayer una exposición dedicada a la artista en la que reafirma la importancia de la libertad de expresión como un derecho humano fundamental y requisito imprescidindible a través de la historia fatídica de un periodista de Mozambique.

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