Bjarne Melgaard comenzó su carrera a mediados de los noventa, en pleno apogeo del neo-conceptualismo, con pinturas expresionistas y caóticas, esculturas e instalaciones llenas de deseo y escenas anhelando algún temor en algún lugar entre la ficción y la realidad. Su dominio de la línea del dibujo y la arquitectura de la instalación mete a los espectadores en un laberinto de capas y de relatos complejos, donde los sujetos son excesivos y destructivos, y donde los golpes y las salpicaduras toman la forma de fenómenos paranormales, acompañados a menudo por la banda sonora de las palabras violentas y escandalosas.
El arte de Bjarne Melgaard conecta con el lado oscuro de la humanidad, como la auto-destrucción o las extrañas creencias religiosas. Proporciona una visión de las subculturas y los mundos paralelos que coexisten con el mundo de la «normalidad». A menudo se discute, investiga y empuja los límites de la aceptación social. La obra cuenta la historia de la exclusión y el miedo y plantea preguntas sobre el instinto y la pasión, la moralidad y la normalidad.
Melgaard estará en la galería Lars Bohman (Estocolmo, Suecia) hasta el próximo 16 de febrero
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