El Premio Turner, dotado con un total de 44.300 euros (25.000 para el ganador y el resto para los finalistas), suele caracterizarse por la concurrencia de obras polémicas, como los animales en formol de Damien Hirst o la habitación con luces que se encendían y apagaban de Martin Creed.
Con el objetivo de impulsar el debate público sobre los nuevos desarrollos en el arte contemporáneo británico, este premio es ampliamente reconocido como uno de los más importantes y prestigiosos de las artes en Europa, aunque casi siempre genera discusiones sobre la “verdadera naturaleza del arte”.
Son finalistas en esta edición, que reconoce al mejor artista británico o residente en el país de menos de 50 años en función de su obra del último año, el inglés Dexter Dalwood, la escocesa Susan Philipsz, el dúo londinense Otolith Group y la española Ángela de la Cruz (La Coruña, 1965).
La obra de Dexter Dalwood, de 49 años, marca un retorno a la pintura, si bien inspirada en imágenes de revistas y publicaciones históricas. El artista recrea localizaciones imaginarias que rememoran acontecimientos relacionados con famosos o hechos históricos, como su cuadro de un interior de la casa californiana del asesino Charles Manson (La casa de Sharon Tate, 1998) o la Muerte de David Kelly (2008) -en alusión al asesor del Gobierno británico que se suicidó en la época de la guerra de Irak-, título de un cuadro en el que sólo se ve un paisaje solitario en la oscuridad.