25 Mayo al 26 Agosto de 2007
El CAC Málaga, el Centro de Arte Contemporáneo del Ayuntamiento de Málaga, presenta la exposición más importante en España de la artista británica Rachel Whiteread, cuya temática se basa en su particular visión de los objetos cotidianos, los cuales reinventa utilizando la técnica del “vaciado de aquello que no vemos”. Se trata de una retrospectiva de cuarenta obras con las creaciones más emblemáticas de cada período artístico de Rachel Whiteread, la gran mayoría esculturas y varias series de fotografías y serigrafías. La exposición, que se podrá visitar hasta el 26 de agosto, está patrocinada por Unión Fenosa.
El arte de esta especial y singular escultora se basa en las series de confrontaciones (público-privado, copia-original…) y en el “vaciado” de espacios, en convertir a los objetos en creadores gracias al perfeccionamiento de la técnica del negativo. De este modo, en la muestra del CAC Málaga podemos contemplar objetos que reflexionan sobre los elementos que forman parte de nuestra vida cotidiana, reinventando bañeras, camas, mesas, suelos, sillas o puertas en las que se muestra el espacio vacío de estos objetos, así como una colección de 53 pequeñas casas de muñecas, una instalación que recuerda el belén popular.
Según el comisario de la exposición Fernando Francés y Director del CAC Málaga, la artista “ha inventado la realidad desde su más simple esencia, aislándola, alejándola de cuanto le rodea y de lo que le es superficial e incluso desde los cánones de su propia mirada innecesario. Ella ha hecho que la fe pierda sentido o, aún mejor, ha confirmado los presagios de la fe. Ahora no sólo sabemos que el aire ocupa lugar, ahora lo vemos. Ha posibilitado que sea el arte y no la ciencia quien descubra los misterios del espacio, lo que ocupa y lo que es ocupado. Sería torpe aclarar sus conceptos de positivo y negativo, de macho y hembra, de acoplamientos y ocupaciones, de lleno y vacío o incluso de los vacíos en general. Es absolutamente vacuo. Prefiero pensar que a ella le preocupan más las cosas sencillas, las preguntas elementales, las relaciones con los objetos que le son familiares y los espacios que éstos recrean. Así se explica la gran conexión existente entre su obra y el espectador anónimo. Esto tampoco es ya un misterio, porque las claves, los temas y las preocupaciones coinciden y se complementan con absoluta sencillez. Ahí si hay misterio o será mística”.
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